por Julio Nahuelhual Muñoz (La Tercera)
El economista y académico del Instituto de Economía de la UC dice que el
debate sobre el lucro ha sido un distractor de lo que es más importante
abordar: la calidad de la educación escolar en Chile.
Para Franciso Gallego, el debate sobre tener o no lucro en la
educación escolar chilena es un distractor que nubla el profundo
objetivo de mejorar la calidad de la enseñanza en Chile. "Creo que
pisamos ese palito y no es el palito relevante", dice el experto en
economía de la educación y académico del Instituto de Economía de la
Universidad Católica.
En medio de una oficina llena de "papers" y una pizarra atiborrada de
ecuaciones, el economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT) explica que la solución al problema educacional en Chile no es
fácil y teme que de alguna forma se esté gestando una política pública
del estilo "Transantiago".
Pero Gallego desliza algunas propuestas y pone a la competencia como
un factor clave dentro de lo que debiera ser el sistema de mejoramiento
de la educación escolar. De hecho, menciona un reciente estudio junto a
Robert Woodberry de la Universidad de Texas (Austin), donde la
competencia entre misioneros católicos y protestantes favoreció la
instalación de colegios y la educación en Africa durante el siglo
pasado. "Los misioneros católicos fueron mucho más productivos en colonias donde tenían que competir activamente con los
protestantes para tener alumnos en sus colegios (...) una actividad que
es sin fines de lucro", afirma el economista.
¿Debiese haber lucro en la educación escolar chilena?
Más que el debate de si hay o no lucro, la discusión es cómo lograr
aumentar la calidad en la educación escolar. En el "mundo ideal" es
obvio que los colegios sin fines de lucro tienden a hacerlo mejor que
los colegios con fines de lucro, pero no existe "el mundo ideal". La
evidencia empírica más seria que tenemos hoy en Chile -el estudio de
Chumacero y Paredes, y otro de Elacqua, Martínez y Santos-, dice que los
colegios con fines de lucro no son tan distintos que los colegios sin
fines de lucro en promedio, que los resultados educativos de los
colegios con fines de lucro pertenecientes a conglomerados son
comparables a colegios sin fines de lucro católicos, y que todos ellos
lo hacen mejor que los colegios municipales. No es nada de claro que
eliminar el lucro vaya a mejorar la calidad de la educación.
¿Entonces, el lucro no es el causante de la mala educación en Chile?
El causante de los problemas que tenemos hoy en Chile es la mala
calidad de la educación y eso se ha desviado a este distractor que es el
lucro. Creo que pisamos ese palito y no es el palito relevante, porque
tiene al lado una mejor alternativa, que es tratar de tener un esquema
institucional que vamos a tener con la ley de aseguramiento de la
calidad. Este permite que a los colegios que no lo están haciendo bien
con la plata que le estás entregando como sociedad, ojalá que en el
tiempo más rápido posible, los sacas del sistema educativo.
¿Cuáles pueden ser los impactos de prohibir el lucro en la educación escolar?
Probablemente la calidad de los colegios baje, aplicando los
resultados del estudio de Gregory Elacqua, y también la cobertura podría
bajar o mantenerse, pero implicando costos mayores para la sociedad.
Los costos de una política de este tipo debieran ser no triviales, con
una transición complicada. Prefiero dedicar esa plata a aumentar la
subvención, gastarla en educación preescolar o en educación
universitaria.
En síntesis, creo que habría sido mucho más interesante que los parlamentarios y dirigentes del movimiento estudiantil hubiesen discutido y ojalá legislado respecto de cómo crear una
institucionalidad que permita definir criterios para determinar el valor
de la subvención escolar -incluyendo diferenciación por nivel
socioeconómico y formas de focalización-, que el tiempo que han dedicado
y los recursos que van a dedicar al tema del lucro.
¿Qué es lo que influye, entonces, en esta mala calidad?
Un tema fundamental es que con la subvención educativa que tenemos,
de casi $ 50 mil por alumno en la subvención base, es muy difícil que
cualquier tipo de colegio entregue la calidad de la educación que
queremos. Más aún, sabemos que un niño de capital cultural bajo es mucho
más difícil de educar que un niño de capital alto, por lo que para ese
niño más pobre necesitamos entregar como sociedad mucho más de los cerca
de $ 80 mil que hoy entregamos. Es decir, más financiamiento estatal y
diferenciado. Por el otro lado, necesitamos una institucionalidad que
garantice una calidad mínima.
Esa institucionalidad es la que pretende el gobierno ahora...
Lamentablemente el sistema político se demoró cinco años en
implementarla. Tener una agencia aseguradora de la calidad de la
educación y una superintendencia de Educación, las que debieran entrar
en operación el próximo año, lo que hace es mirar a los colegios y
prender las alarmas.
¿Es la única forma de ajustar la calidad mínima?
Hay dos maneras de ajustar la calidad mínima. Lo puedes hacer con la
institucionalidad o puedes hacer un esfuerzo para que la oferta de
colegios públicos sea lo mejor posible. Eso disciplina al resto y sube
la calidad de los otros colegios. Si como sociedad hacemos un esfuerzo
por mejorar la administración de los colegios públicos, los otros se
disciplinan. La duda empírica que hay desde el mundo real es si yo como
gobierno logre tener una buena oferta de los colegios públicos y esa
respuesta no la tengo.
¿Y qué pasa con los profesores en este proceso de mejora de enseñanza?
Sabemos que un buen profesor hace la diferencia en el proceso de
aprendizaje de un niño. Lo que no sabemos es qué hace a un buen
profesor. Lo que necesitamos hoy es la mejor gente para pedagogía en los
colegios y eso se hace en parte por la vocación de la gente o gastando
más recursos. La otra cara es tener dos instrumentos de política:
entregar más plata a los colegios y tener un sistema que esté
garantizando calidad mínima, con lo que los colegios van a tener que
contratar a mejores profesores. De esta forma, se va a premiar al que es
buen profesor y eso va a generar un incentivo para que la gente empiece
a estudiar pedagogía y, en el corto plazo, vas a tener incentivos para
que incluso gente que está trabajando en otras profesiones, con una
habilitación docente, pueda enseñar en un colegio. Y los malos
profesores van quedando fuera, como pasa en cualquier profesión. Es un
poco errado esperar mejorar las condiciones de los profesores sin mirar
cómo les metemos más plata a los colegios.
¿Es necesario también hacer cambios en el estatuto docente?
Si se puede modificar para asegurar mejor la calidad de la educación,
muy bienvenido, pero creo que todavía hay algo de espacio con la ley
del ex ministro de Educación Joaquín Lavín de enero, de empezar a sacar
profesores mal evaluados. Se podrían también introducir más programas
que premien a los buenos profesores de cada nivel socioeconómico. Hay un
programa en Chile que opera en esta línea, que se llama "Sned" y hay
dos papers que muestran que tiene impactos no menores en los
resultados de los niños (mucho más grande que el impacto de la jornada
escolar completa) y que además es un programa muy barato. Los papers son de Dante Contreras y Tomás Rau y otro de mi autoría.
¿Por qué un sistema mixto y con copago en la educación escolar
debiera funcionar, si en ninguna parte del mundo se ha logrado constatar
una experiencia exitosa?
Ese no es argumento para no tenerlo. Chile ha sido innovador en
muchas políticas exitosas respecto de otros países y si hubiésemos
seguido esa lógica no hubiésemos aplicado las AFP, el Auge, etcétera.
También hay que comparar a Chile con países de ingresos similares. No
metamos a Finlandia en esto. Dado los países de ingreso similar, no
tengo evidencia sistemática que el sistema chileno sea mejor o peor que
otros. Lo que sabemos es que es un sistema que ha aumentado la cobertura
sustantivamente, eso es algo muy importante, y que ha mejorado algo la
calidad, aunque no tanto como quisiéramos, en parte sustantiva, porque
la subvención ha sido mal diseñada -baja y plana- y porque la
fiscalización estatal ha sido muy pobre. Si a esto sumas que los costos
de cambio a otro esquema institucional serán probablemente sustantivos,
mi opinión es tratar de mejorar la calidad dentro del esquema
institucional actual, pero subiendo la subvención y fiscalizando que los
colegios entreguen una calidad mínimamente aceptable por la sociedad,
cosa que hoy no sucede.
Siendo realista ¿cuál cree que será el resultado final en materia de
reforma educacional tras estos meses de marcha, debate político y crisis
social?
La verdad es que no tengo muchos elementos de juicio para predecir,
pero me preocupa de sobremanera que se haga una "gran reforma" tipo
Transantiago, en que por los defectos del sistema actual terminemos peor
y con costos altísimos que tienen usos alternativos, en mi opinión, más
eficientes.
Extraido de La Tercera
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