Por Pablo Villagra P. y Víctor Gómez (The Clinic)
A comienzos del 2004, el alcalde de Providencia, Cristián Labbé
Galilea, tenía el alma en un hilo. El 22 de diciembre del 2003 debió
declarar en la causa que lleva adelante el ministro Alejandro Solís y
donde se investiga la muerte de 15 personas ocurrida en octubre de 1973
en Liquiñe, en las cercanías de Valdivia. Los asesinados eran simples
campesinos que trabajaban en el complejo maderero Panguipulli. Sus
familiares afirman que la noche del 11 de octubre de 1973 los 15 fueron
fusilados y sus cuerpos, arrojados al río Toltén. En los días
siguientes, lugareños vieron los restos corriente abajo. Según sus
testimonios, los cadáveres estaban amarrados de pies y manos. Algunos
iban al interior de sacos. Otros, incluso, presentaban la amputación de
sus cabezas.
El alcalde de Providencia Labbé figura en este siniestro expediente
por un motivo: fue nombrado por el teniente coronel (r) Arturo Antonio
Bosch González como parte de la comitiva militar que operó en la zona
cuando ocurrieron los hechos (ver recuadro).
Liquiñe, sin embargo, no es la única historia que reclama a Labbé
desde el pasado. El ex oficial que se retiró con el rango de coronel de
Ejército, también es mencionado en otra causa que sustancia el ministro
Alejando Solís. Se trata de la investigación por los delitos de
asociación ilícita, detención ilegal y torturas, ocurridos en Tejas
Verdes, en la V región. En esta causa, el ex conscripto Samuel Enrique
Fuenzalida Devia identifica al alcalde Labbé como uno de los
instructores que tuvo la misión de entrenar al personal que luego formó
la DINA.
El 31 de marzo pasado Alejandra Arriaza, abogada de la Corporación de
Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEPU), solicitó que
Labbé fuera careado con Fuenzalida. La respuesta del tribunal fue que la
petición se resolverá en su momento.
Las elecciones municipales se aproximan y muchos dan por seguro que
Labbé será candidato de la UDI para el cargo de alcalde de Providencia.
Los testimonios de estos procesos no le hacen nada de bien a sus
aspiraciones. Motivos de sobra tiene para tener el alma en un hilo.
La otra caravana de la muerte
Para las organizaciones de Derechos Humanos, las muertes de Liquiñe
no son un caso aislado. Por el contrario, formarían parte de un extenso
operativo llevado adelante entre septiembre y octubre de 1973 y que
afectó a poblados al sur de Temuco. José Araya, secretario ejecutivo
del CODEPU de Valdivia, va más lejos y afirma que las muertes de Liquiñe
forman parte de “otra caravana de la muerte, similar a la que operó en
el norte”. Tras su paso, más de 70 personas fueron ejecutadas y muchas
de ellas permanecen desaparecidas.
Para Araya, aunque en estas muertes participaron militares y
carabineros de la zona, un grupo venido desde Santiago jugó un rol
central en los hechos: se trata de comandos paracaidistas de Peldehue,
más conocidos como “boinas negras”. Cerca de 200 efectivos de ese
selecto grupo de combate aparecen hoy vinculados en los distintos
procesos por las ejecuciones ocurridas de Temuco al sur.
José Araya afirma que la presencia de este cuerpo de elite se debía a un motivo específico.
-Los militares creían que los bosques de la región estaban llenos de guerrilleros cubanos. Durante meses operaron hasta con helicópteros artillados y bombardearon los montes. Todavía se pueden ver los cráteres que dejaron- afirma Araya.
Un relato de ese extenso operativo quedó registrado en la edición del 18 de noviembre de 1973 de El Mercurio. Allí, bajo el título de “Operativos de limpieza de grupos extremistas armados”, se informa la actuación de una “Brigada Especial Contra Guerrillas” que, bajo las órdenes del general Nilo Floody Buxton y del comandante Carlos Medina Lois, operó en Neltume, Arquilhue, Lago Ranco y, por cierto, en Liquiñe.
La nota describe la preparación de esta brigada anti guerrilla. “Está integrada por profesionales graduados en el extranjero, con lugares de honor. Han estado en cursos efectuados en Francia, Panamá, Estados Unidos. Han sobrevivido en plena selva con indígenas, precisamente con el objeto de especializarse en este tipo de combate y para la lucha contra las guerrillas”.
Los hechos demuestran hoy que la guerrilla cubana con la que decían
luchar los hombres de Floody, nunca existió. Esta fuerza de elite
simplemente cayó a sesgo sobre campesinos desarmados.
La mala memoria
Durante la investigación de las muertes de Liquiñe, un escollo
central ha sido identificar a los oficiales que efectivamente estuvieron
en la zona.
Fuentes del Departamento Quinto de la Policía de Investigaciones, que
han participado directamente en este proceso aseguraron a The Clinic
que “los oficiales de mayor graduación, no recuerdan los nombres ni
cargos de sus subalternos, o declaran fechas que no concuerdan con los
hechos probados”.
Sin embargo, lentamente el círculo de protección se ha ido
resquebrajando y “los militares de menor graduación al momento de los
hechos, están colaborando”, afirma la fuente.
Debido a esto ya estaría probado que en esta comitiva participó, con
su dotación casi completa, la Escuela de Paracaidistas de Peldehue,
unidad en la cual Cristián Labbé se desempeñaba con el grado de oficial.
-Ahora, el juez tiene que delimitar las fechas y la participación de cada oficial- concluyó la fuente.
El nombre de Labbé apareció en esta lenta entrega de datos recién el
18 de diciembre del año pasado. Ese día, el teniente coronel (r) Arturo
Bosch González reveló al juez Solís los nombres de los oficiales que
actuaron en la zona de Valdivia. En la lista, Labbé figuraba como un
oficial que “ejercía mando”.
Bosch afirmó que el contingente, compuesto de entre 200 y 300
personas llegó a la zona a principios de octubre “manteniéndose en el
sur del país en forma ininterrumpida hasta poco antes de navidad”.
Afirma que la zona quedó dividida en franjas a cargo de diferentes
oficiales, aunque hoy no puede ligar nombres con territorios. Cree, sin
embargo, que Liquiñe pudo haber quedado bajo el control del general
“Nilo Floody o de personal a cargo del oficial Saldes, o personal de la
Escuela de Montaña”.
El alcalde Labbé compareció ante el ministro dos días después de que
lo hizo Bosch. En su declaración, a la que The Clinic tuvo acceso
exclusivo, Labbé admitió haber formado parte de la brigada que comandó
el general Floody. Admitió, también, que el contingente estaba formado
por cerca de 200 personas y que si estaba bajo el mando de un general
era “porque se trataba de una unidad operativa importante”.
Cuando se le preguntó por los objetivos de esta comitiva, declaró:
“Se pensaba que en el Complejo Maderero Panguipulli podía existir una
guerrilla rural; se tenía la idea que podía haber un foco de este tipo
de agrupación. La idea era conformar esta brigada para barrer estos
focos. Y en el caso que se produjere un enfrentamiento, además, de
barrer el lugar, abrir fuego”.
Más adelante, Labbé también reconoció haber participado en la
operación contraguerrillera. Pero –y aquí comienzan las contradicciones-
argumenta que sólo estuvo a cargo de la tropa de reserva. “Me desplacé
junto a la unidad de reserva a Panguipulli”, declaró. Luego insistió en
ese punto cuando se le preguntó por los sucesos de Liquiñe: “No tuve
intervención en el operativo porque yo estaba a cargo de la tropa de
reserva, la cual se despliega en casos extremos, a los cuales no se
llegó en esa oportunidad”, dijo.
La afirmación llama la atención. Ninguno de los oficiales que ya han
declarado, mencionan la participación de reservistas en estas
operaciones. Sólo se habla de personal de planta y conscriptos. Por otra
parte, un militar en retiro de la misma graduación de Labbé y que fue
exonerado después del golpe militar, dijo a The Clinic que en un comando
de boinas negras no existe la reserva.
-Los boinas negras son una fuerza de elite, con personal altamente
capacitado y de planta. Además, para una misión de esa envergadura no
iban a llevar a reservistas- afirmó el ex uniformado a condición de
permanecer en el anonimato.
Como Bosch, Labbé tampoco no pudo precisar qué oficiales actuaron en
cada zona y según sus recuerdos, casi ningún boina negra marchó al sur.
En su caso afirma que sólo estuvo en la zona dos semanas, a fines de
noviembre, cuando las muertes de Liquiñe ya habían ocurrido.
Sin embargo, comete errores. En el tribunal, por ejemplo, le
consultaron por una anotación hecha por el general Medina en la hoja de
vida del oficial Patricio Landaeta. La anotación está fechada el 30
septiembre de 1973 y da cuenta de que el grupo enfrentó “fuego
enemigo”.
-Ignoro a qué se refiere con la expresión “fuego enemigo”, porque del
21 al 30 de septiembre de 1974, yo no me encontraba en la Escuela de
Paracaidistas”, declara Labbé.
Si no notó el error del alcalde, lea la frase de nuevo. A Labbé le preguntan por un hecho de 1973 y él contesta sobre 1974.
A la larga, Labbé sólo tiene claro que no es responsable de las muertes investigadas, que durante el periodo en cuestión fue destinado a custodiar la casa de Pinochet y sólo tuvo a su cargo instruir a funcionarios de reserva.
Y lo cierto es que no hay ninguna prueba de que Labbé haya
participado en los crímenes de Liquiñe o en las matanzas efectuadas en
toda la zona.
Pero el hecho de que sea mencionado por Bosch, lo hace un testigo
relevante para ayudar a aclarar las muertes y sobre todo, responsables.
Respecto de esto Alejandra Arriaza, abogada de CODEPU, no tiene
dudas. “Todos los antecedentes confirman la participación de Labbé. Sólo
falta precisar su responsabilidad específica en los hechos”, dijo a The
Clinic.
Instructor de gimnasia
No sólo Liquiñe le complica hoy la vida al edil de Providencia.
También lo hace su paso por el centro de detención que operó en el
exclusivo balneario de las Rocas de Santo Domingo: Tejas Verdes. La
investigación sobre este centro la lleva adelante el mismo ministro
Solís y persigue los delitos de asociación ilícita, detención ilegal y
torturas. En esta investigación, el nombre de Labbé saltó de la
declaración judicial de Samuel Enrique Fuenzalida Devia, un ex
conscripto que el 30 de octubre de 2000 identificó a Labbé como uno de
los instructores de ese campo de tortura.
“Durante mi permanencia en las Rocas de Santo Domingo, lugar que
funcionaba como escuela de inteligencia de la DINA, recibimos
instrucción en materias de acondicionamiento físico y diversos cursos
que tenían relación con inteligencia y seguimiento de personas. En ese
lugar tuvimos como instructores a César Manríquez Bravo, profesor del
curso de inteligencia; Cristian Labbé, preparador físico y actual
alcalde de Providencia; Miguel Krassnoff Marchenko, a cargo de las
técnicas de combate cuerpo a cuerpo, guerrilla urbana y suburbana”, dijo
Fuenzalida.
El ex soldado ha declarado en varias causas de derechos humanos
entregando información relevante sobre el origen y la operatividad de la
DINA, organismo que por años lideró el general (r) Manuel Contreras.
Ante el ministro Solís, Fuenzalida relató que entre diciembre del 73 y enero del 74 fue trasladado al balneario de Santo Domingo, junto a militares de otras reparticiones del país. El grupo fue recibido por el propio Contreras quien les informó “que habíamos sido escogidos entre las fuerzas armadas para integrar un grupo selecto de personas para conformar la DINA, entidad que estaba a su mando”.
La declaración de Fuenzalida tiene una relevancia especial. Fija la
hora cero en que Manuel Contreras comenzó a preparar a los agentes que
luego participaron en el periodo más sanguinario de la dictadura de
Pinochet. Fuenzalida sostiene que Labbé Galilea fue instructor de
aproximadamente 600 militares, que meses más tarde fueron los primeros
funcionarios de la DINA.
Los datos disponibles hoy indican que en esos años Tejas Verdes fue
una suerte de academia de contrainsurgencia donde los futuros agentes no
sólo recibieron instrucción teórica sino que también pudieron ejercitar
sus conocimientos con las personas detenidas ahí. De acuerdo al Informe
Rettig, este recinto comenzó a funcionar como centro de detención desde
el mismo 11 de septiembre, existiendo testimonios de su uso sistemático
hasta 1975. De acuerdo a quienes sobrevivieron a ese infierno hubo
períodos en los que Tejas Verdes llegó a tener más de 100 prisioneros.
La mayoría fue brutalmente torturado. Algunos desaparecieron.
Ninguno de los sobrevivientes acusa a Labbé de haber participado en
torturas. Tampoco lo hace Fuenzalida. Pero todos quienes conocen de esta
investigación creen que si el alcalde de Providencia fue instructor,
como señala el ex soldado, podría aportar información relevante sobre lo
que allí ocurrió.
Sobre todo, porque el testimonio de Fuenzalida no es lo único que vincula a Labbé con la DINA. Hay también un oficio reservado en que el propio Contreras menciona a Labbé como un agente de su organismo. Se trata del oficio 4380/19, fechado en diciembre de 1974 donde Contreras pide “la extensión de pasaporte diplomático al siguiente personal de DINA: Sr. Cristian Labbé Galilea, Sr. Carlos Marín Castro, Sr. José Riquelme Villagra, Sr. Rolf Esser Muller”.
Contreras afirma que “el mencionado personal cumplirá una determinada
comisión de servicio y de acuerdo a la política establecida no se emite
Decreto Supremo. Por tratarse de una urgente comisión en Perú se
agradece a Us. tenga a bien ordenar a quien corresponda el máximo de
celeridad en la entrega de este documento”.
Según la abogada Arriaza, Labbé es un militar de peso en la DINA, no un simple instructor de gimnasia.
-Él ayudó a crear ese organismo, luego viaja fuera del país, en un
procedimiento irregular. Todo esto es ilegal, él debe aclarar su
responsabilidad en los hechos que se investigan- dijo la abogada a The
Clinic.
La lista de Bosch
Extracto de la declaración judicial del teniente coronel (r) Arturo Bosch González.
(18 de diciembre de 2003)
“Debo señalar que la brigada partió desde Santiago en dirección al
sur a fines del mes de septiembre de 1973 o a principios del mes de
octubre de ese año, manteniéndose en el sur del país en forma
ininterrumpida hasta poco antes de la navidad, no recuerdo la fecha
exacta de regreso.
“En esa brigada, según recuerdo, ejercía mando, además de Patricio
Larraín Landaeta, el capitán Sergio Candia Muñoz, quien era oficial de
la Escuela de Paracaidistas, Hernán Saldes, Carlos Rafael Parera Silva,
Fernando Martínez González, Patricio Acevedo Trujillo, Emilio Timmermann
Undurraga, Armando Hormazábal Marré, Hyram Eduardo Díaz, Hugo Jaque
Valenzuela, Manuel Pérez Santillana, Alfredo Román Herrera, Juan Delmás
Ramírez, Cristian Labbé Galilea. No estoy seguro si concurrió al sur el
oficial Alfredo Vicuña Oyazún.
El desmemoriado
Extracto de la declaración de Labbé ante el ministro Alejandro Solís.
22 de diciembre de 2003.
“Respecto a los oficiales que se indica: Patricio Larraín Landaeta
era oficial de la escuela, pero no recuerdo si fue al sur, lo mismo para
Sergio Candia; en el caso de Hernán Saldes, estuvo en el sur; Carlos
Parera no me acuerdo si fue o no al sur en esa ocasión; Fernando
Martínez González, no lo recuerdo en el operativo, al igual que Patricio
Acevedo Trujillo; Emilio Timmermann, lo asocio con la escuela, no sé si
fue al sur; Armando Hormazábal, no me parece que hubiere ido; Hyram
Díaz, me acuerdo que era oficial de la escuela pero no al operativo, al
igual que Hugo Jaque; a Manuel Pérez no lo recuerdo en el operativo;
Alfredo Román Herrera, según tengo entendido falleció antes de que
tuviera lugar el operativo; no recuerdo a Juan Delmás; Alfredo Vicuña
Oyarzún era un subteniente de la escuela; Arturo Bosch, lo recuerdo de
la escuela pero antes de que yo me fuera de esta unidad para hacer el
curso en Brasil”.
Palabra de Mamo
Extracto del oficio reservado en que se menciona a Labbé como “personal de la DINA”. 2 de diciembre de 1974
1.- Me permito solicitar la extensión de Pasaporte Diplomático al siguiente personal de DINA:
Sr. CRISTIAN LABBE GALILEA
Sr.. CARLOS MARIN CASTRO
Sr. JOSE RIQUELME VILLAGRAN
Sr. ROLF ESSER MULLER
Sr. CRISTIAN LABBE GALILEA
Sr.. CARLOS MARIN CASTRO
Sr. JOSE RIQUELME VILLAGRAN
Sr. ROLF ESSER MULLER
2.- El mencionado personal cumplirá una determinada Comisión de
Servicio y de acuerdo a la política establecida no se emite Decreto
Supremo.
En el pasaporte que se les otorgue se ruega incluir la excensión (sic) del impuesto correspondiente.
Por tratarse de una urgente Comisión en Perú se agradece a Us. tenga a bien ordenar a quien corresponda el máximo de celeridad en la entrega de este documento.
En el pasaporte que se les otorgue se ruega incluir la excensión (sic) del impuesto correspondiente.
Por tratarse de una urgente Comisión en Perú se agradece a Us. tenga a bien ordenar a quien corresponda el máximo de celeridad en la entrega de este documento.
Extraido de The Clinic
No hay comentarios:
Publicar un comentario