14 de diciembre de 2010

Prueba de Selección Universitaria ¿La alternativa correcta?

Por Mijaíla Brkovic Leighton

Entre ayer y hoy, 289 mil estudiantes rindieron la Prueba de Selección Universitaria (PSU) a lo largo y ancho de Chile. Para muchos, este constituye uno de los momentos más determinantes de sus vidas para el que se han entrenado psicológica y académicamente durante meses. Pero ¿Qué es lo que realmente mide la PSU?, ¿logra efectivamente seleccionar a los mejores estudiantes? ¿Tienen, algunos de ellos, mayores ventajas que otros en la rendición del test?
Según el estudio “Rendimiento versus aptitud en el ingreso a la universidad: Una nota de advertencia basada en el caso chileno” -realizado este año por los académicos de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas de la Universidad Católica, Mladen Koljatic y Mónica Silva, junto al ingeniero civil Rodigo Cofré-, desde la implementación de la PSU en 2002, la brecha entre escuelas públicas y privadas sólo ha aumentado.
De acuerdo a los antecedentes recabados para realizar la investigación, existen alrededor de 110 puntos de diferencia entre los estudiantes de menores recursos versus los que salieron de colegios privados, donde la ventaja la tienen estos últimos. Así, el remplazo de la Prueba de Actitud Académica (PAA) por la PSU, no estaría cumpliendo uno de los objetivos centrales que se plantearon al presentar el proyecto, “terminar con el sesgo económico”, según sostuvo David Bravo en el momento, uno de los creadores.
Las conclusiones del estudio son claras: La brecha se explicaría ya que la Prueba de Selección Universitaria integra una mayor cantidad de contenidos en sus pautas, asunto que beneficiaría a los alumnos egresados de escuelas pagadas, quienes poseen una mejor base educacional.
Entonces ¿Qué es lo que mide la PSU? Según concluyeron los expertos, la prueba mediría sólo la cantidad de conocimiento adquirido de primero a cuarto medio. Tal como revela una encuesta elaborada para La Tercera por el Centro de Estudios de Opinión Ciudadana de la Universidad de Talca (http://papeldigital.info/lt/2010/12/05/01/paginas/024.pdf), los estudiantes de escuelas públicas alcanzan a estudiar sólo un 60% de todas las materias que aparecen en la PSU, mientras que los privados un 80%.
Así, si se pregunta ¿Logra la PSU seleccionar a los mejores alumnos? Probablemente la respuesta correcta sea que sacan más puntos quienes han optado a una educación mejor, lo que no significa que sean los más destacados o esforzados estudiantes.
En este sentido, Ariela Herrera, estudiante de 19 años que acaba de rendir Lenguaje, Ciencias y Matemáticas, opina que efectivamente “quienes salen de un colegio privado, como el Colegio Suizo, por ejemplo, pueden esforzarse la mitad”.
Para ella –que egresó de un colegio fiscal subvencionado con promedio 6,9 y su objetivo es estudiar Medicina en alguna universidad estatal de prestigio– lograr el puntaje que requiere, ha sido una verdadera lucha. “La PSU es lo peor que te pueden hacer (…) te someten a un estrés todo el año que se reduce a, más o menos, seis horas en dos días, y además es muy excluyente. A las personas que no tienen plata para pagar un preuniversitario obvio que no les va a ir bien (…) supuestamente, todos deberíamos salir del colegio preparados para dar la PSU, pero eso es mentira”, asegura.
Si nos preguntamos si existen alumnos aventajados al momento de rendir la PSU, Mónica Silva, académica que participó de la investigación para un medio de circulación nacional, puede dilucidar la respuesta: “No se trata de que los públicos bajen su puntaje -su puntuación promedio siempre bordea los 460 puntos, desde el 2002 hasta ahora-, se trata de que una mayor evaluación de contenidos resulta un ‘premio’ para los alumnos de los colegios privados”.
Por otro lado, un panel de análisis a la PSU que se realizó en 2007, Jorge Manzi y Erika Himmel – académicos que fueron parte del equipo creador de la prueba- aseguraron que al implementarse ese test, nunca se aseguró más equidad “lo que se hizo fue una promesa de mayores oportunidades de aprendizaje”, dijo Himmel.
Según explica Jorge Manzi, lo que hace la PSU es motivar a los jóvenes a estudiar en correlación a su currículum escolar: “Cuando mi hija estaba en cuarto medio, la profesora de matemática no sabía cómo motivar a sus alumnos porque ellos sabían que esa materia no entraba en la PAA, así que estaban todos haciendo facsímiles bajo el escritorio”, explicó.
Asimismo, otros estudios (http://www.rinace.net/riee/numeros/vol3-num2/art2.pdf)han recordado que  “las pruebas estandarizadas a gran escala suelen revelar diferencias en los puntajes obtenidos por ciertas minorías étnicas, socioeconómicas o de género”. En este sentido, las brechas presentes en los posibles test “no representan necesariamente un sesgo de las pruebas”. De esta manera, la PSU no provocaría desigualdades, sino que sólo reflejaría la realidad chilena.
EL PROPEDÉUTICO: UNA OPCIÓN INTEGRAL
Propedéutico (http://www.propedeutico.cl/) es un proyecto que surge en 2008 en la Universidad de Santiago de Chile (Usach) y que está dirigido a lograr que estudiantes de escuelas con malos indicadores, puedan entrar a la universidad de manera alternativa, sin requerir de un puntaje sobresaliente.

Según cuenta Máximo González, director del Propedéutico Usach, están convencidos de que “el talento académico está homogéneamente repartido en todos los sectores sociales, por lo que los mejores alumnos de cualquier colegio tienen las capacidades para ser exitosos en las universidades”, asegura.
La iniciativa se encarga de escoger a 50 alumnos de 4to medio que hayan obtenido un promedio que esté entre el 10% de mejor rendimiento de cada curso, y que sean partes de liceos prioritarios. Otro de los requerimientos, es haber rendido la Prueba de Selección Universitaria, aunque el resultado no sea relevante.
Así, el propedéutico funciona como alternativa de ingreso a la universidad, pudiendo cada persona entrar directo a un bachillerato que sirve de nivelación para posteriormente cursar una carrera de pregrado.
Además esta iniciativa se está ofreciendo en la Universidad de Chile, Universidad Alberto Hurtado, Católica Silva Henríquez, Utem, Católica del Norte y la Metropolitana, entre otras, integrando varios cupos que hasta ahora suman 150 liceos intervenidos en todo Chile.
“La PSU no es equitativa (…) todos los estudios que indican el ranking que ocupa entre sus pares es lo más importante. Sin embargo, eso no es percibido en Chile. A nadie le extraña que de un liceo científico humanista municipalizado no ingrese ningún estudiante a la universidad; en cambio, en un liceo particular pagado ingresan todos, esa es una asimetría que lo demuestra”, asegura González.

Extraido de El Ciudadano

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